domingo, 8 de marzo de 2009

La industria de las búsquedas necesita de nosotros!

“Había una vez el secreto mejor guardado del mundo de los negocios era la fórmula de la Coca-Cola; hoy es el algoritmo de Google”. Así comienza un interesante artículo ("The Human Touch That May Loosen Google’s Grip") de The New York Time, del verano del 2007, que después de repasar brevemente el entorno competitivo de la industria de los buscadores, deriva en un análisis sobre la importancia de la aportación humana como mecanismo eficaz para obtener resultados de calidad en Internet.

En la misma dirección se pronunciaba, un tiempo después, la prestigiosa revista WIRED, quien fue mucho más lejos, y consideraba la (re) incorporación de los humanos a la industria de la búsquedas como una de las grandes tendencias de negocio del 2008 ("Algorithms Are Terrific. But to Search Smarter, Find a Person").

No son opiniones aisladas. Una gran cantidad de iniciativas empresariales enmarcadas en la industria de los buscadores comienzan a apoyarse en mayor o menor medida en la participación de un equipo humano (Vean Mahalo, ChaCha, Squidoo, etc).

No se trata de una “vuelta a los orígenes”, o sea, a la simple recopilación de links en formato directorio que impuso Yahoo! a mediados de los ’90. Ese modelo, adecuado para los inicios de Internet, con relativamente pocas fuentes de información, con autoridad contrastada, se vio superado con el crecimiento explosivo de la red.

Comenzó entonces la era Google, cuyo algoritmo PageRank interpretó mejor que nadie cual debería ser el nuevo modelo de “autoridad” en la red: la propia estructura de links de la red confiere más importancia a unos sitios que a otros. Este modelo algorítmico funciona excelentemente, y supera un obstáculo insalvable para los buscadores humanos: la escalabilidad.

Sin embargo, tampoco es perfecto. Los algoritmos (sea PageRank o cualquier otro), aunque sofisticado y en contaste evolución, pueden ser engañados con técnicas malintencionadas (link spam; google bomb; cloaking; doorway; etc.).

Comienzan entonces a aparecer enfoques híbridos “algoritmo-hombre”, que combinan la potencia de las máquinas para procesar grandes cantidades de información, y la inteligencia única del ser humano para distinguir y separar “el grano de la paja”.

Por otro lado, la evaluación que hace “un buscador” en lo relacionado con la autoridad de la fuente y la calidad de la información, es un elemento decisivo en una sociedad donde impera la sobrecarga informativa.

En este sentido los seres humanos, y en particular los profesionales de la información y los expertos en una determinada área temática, somos capaces de evaluar la calidad de la información que nos muestra una fuente, basados en nuestra experiencia y conocimientos, de forma natural y con un alto por ciento de aciertos, cosa que está por demostrar en un modelo cien por cien algorítmico.

La diferencia fundamental radica en cómo abordamos el problema…y los algoritmos aún están muy lejos de imitar el funcionamiento de nuestros cerebros. ¿Cómo funciona nuestra memoria? ¿Cómo “conectamos” conceptos? ¿Cómo asociamos situaciones? ¿Cómo los humanos buscamos? Son temas apasionantes que seguro ocupara mucho espacio en nuestro blog.

Sea como sea, vivimos un momento apasionante de la era de la información, y por lo pronto, la industria de los buscadores nos seguirá necesitando por mucho tiempo…así que nada, a seguir Wenthiando…

Saludos, y que encuentres lo que buscas.

1 comentario:

  1. Y hablando de personas...
    ¿Qué personas son las "idóneas" para enfrentar este reto?
    Lo primero que quizás venga a la mente son los bibliotecarios o documentalistas. Pero, ¿porqué no han jugado éstos un papel protagónico en este desafío?
    Queda abierto el debate!

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